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La arquitectura ha de saber mostrar la historia de los edificios, respetar las técnicas originales y los materiales como si de una obra de arte se tratara. Aplicar este concepto a un edificio ayuda a valorar lo preexistente y ver las cosas desde otro enfoque. 

El proyecto parte de un pequeño edificio de PB+1 entre medianeras, situado en el casco antiguo de Sarria, Barcelona. Originalmente fue una vivienda familiar, más tarde albergó una fábrica de lámparas en la planta baja, para finalmente en un espacio multidisciplinar abierto al público en la planta baja y una vivienda en la planta primera. Con un programa funcional tan variado y exigente, sumado a una superficie reducida. La visión romántica de la obra de arte, se tiene que adaptar y cumplir las funciones requeridas. Para responder a esta demanda, la arquitectura evoluciona incorporando nuevas soluciones más flexibles y sostenibles. 

El enfoque del proyecto, por lo tanto, se basa en rehabilitar la casa desde el detalle, incluyendo una ampliación de la misma y así obtener una mayor superficie útil. Para ello, se ensancha el edificio en la parte posterior y se construye una planta subterránea, destinada también a local comercial y espacio multidisciplinar. Integrar los dos espacios respetando la privacidad de la vivienda es uno de los retos de la intervención, esto se resuelve creando gran celosía en la fachada posterior, formada por grandes jardineras horizontales, estás crean una piel que impide la interacción visual entre el patio del local y el balcón de la vivienda, pero que a su vez, permite el paso de la luz natural, potenciando el crecimiento de la vegetación y protegiendo a la vivienda de un exceso de exposición solar en los meses de excesivo calor. 

En el interior se emplean los paneles de madera contralaminada como solución estructural y de división entre espacios. La estructura horizontal se duplica, este recurso permite rescatar los techos originales con vuelta catalana y vigas de madera del local y cumplir con los requisitos de las normativas de los espacios públicos. A la vez, se adopta la misma solución para separar el espacio del local del de la vivienda, resolviendo de este modo estructura y acabado en un solo elemento y material. 

El proyecto en global tiene la voluntad de recuperar las texturas originales. Piedra, ladrillo y madera, por tanto, están muy presentes. Se han conservado las paredes de piedra y obra, así como las vigas de madera. Este material también se aplica y destaca en las puertas, en los paneles del techo del negocio, en el muro estructural del mismo y en la escalera de la vivienda. El otro material protagonista es el hormigón, está presente en la celosía de la fachada posterior, en la pared que te lleva al sótano donde el hormigón está encofrado con tablas de madera, creando un juego de ambigüedad entre ambos materiales y sobre todo en la planta subterránea.

Se manifiesta una unificación estética entre los materiales existentes y los nuevos. En la vivienda la madera se combina con el blanco, aplicado en las paredes, los muebles de la cocina, el salón y la barandilla de metal de la escalera. Esta integridad, a su vez, queda en armonía con las paredes de piedra y obra originales del edificio. Para conseguir el máximo de luminosidad en la vivienda se crea una apertura longitudinal en la cubierta, que acompaña todo el recorrido de la escalera, nace en la parte más baja del edificio y acaba en la cubierta, reconvertida en terraza transitable.

La vivienda, como decíamos, es diáfana. Los únicos espacios compartimentados son los lavabos y una habitación que podría convertirse en dos pequeños dormitorios a través de un panel corredero. Los espacios de circulación se aprovechan como zona de vestidor para las habitaciones. La escalera que une la primera planta con la cubierta es otro de los elementos protagonistas pues sirve al mismo tiempo de cocina, zona de almacenaje y estar.

El proyecto nos empuja a intervenir en un pasado arquitectónico al mismo tiempo que a evitar soluciones constructivas complicadas. El resultado son dos espacios diáfanos que difieren entre ellos, a la vez, que respetan y son cómplices de los materiales preexistentes. En el local impera un estilo más ecléctico mientras que la vivienda busca la limpieza y el minimalismo.

Cliente:
Private

Equipo:
Septiembre Arquitectura, Sara Baldasano

Colaboradores:
Sandra Torres, Arquitecta. Oriol Ruiz ingeniería, Raúl Heras Arquitectura técnica, Ester Martínez Estructuras, Constructora Contrast 

Photo:
José Hevia

Ubicación:
Barcelona

Año:
2013