Tras casi dos años cerrado, Wittmore Hotel reabrió sus puertas el 10 de febrero con un nuevo concepto que bebe de su ubicación en el barrio Gótico de Barcelona, concretamente en los arrabales de la primera muralla de la ciudad condal. Así, Wittmore conserva ese espíritu de libertad propio de las zonas de extramuros y se inspira en los locales de diversión donde se concentraban las personalidades más creativas de la cultura local y las casas burguesas de la sociedad catalana más vanguardista.
Por su puesto, hemos ido varias veces, pero todavía seguimos sin encontrarlo a la primera. Esta escondido en un callejón sin salida donde llegas a dudar de tu propia salida. Su ubicación en el Gótico, destila el espíritu propio del zoco de Marrakech donde, una vez lo encuentras… ¡Sorpresa! Un oasis con jardín vertical mas grande de Barcelona, tejidos naturales y si te fijas bien, hay un nido de mirlo en ese huequito.
Wittmore Hotel entiende el lujo como algo intangible y efímero, vinculado a la serendipia, a la experiencia única que nace de la unión fugaz de varios factores, creando instantes irrepetibles.
Desnudando las paredes para mostrar unas entrañas imperfectas que no pretenden ser nada mas que lo que son. Grietas enmasilladas listas para ser pintadas una y otra vez. Cuando entras, te sientes en un espacio nuevo pero conocido. En el diseño de interiores, hemos querido acercar el lugar a la ciudad y al contexto local. Se ha abierto sigilosamente.